A pesar de los esfuerzos institucionales para reducir el embarazo adolescente en el país, México continúa enfrentando una problemática grave: niñas y adolescentes menores de edad que se convierten en madres, muchas veces en contextos de alta vulnerabilidad. En Chihuahua, particularmente en ciudades como Juárez y Parral, se han reportado casos de embarazo en menores de hasta 11 años, según datos periodísticos basados en estadísticas recientes.
Durante 2024, en al menos dos de estos casos, las niñas quedaron embarazadas por hombres significativamente mayores, con diferencias de edad de 23 y 9 años, respectivamente. Este tipo de situaciones no solo revelan un contexto de riesgo, sino también posibles delitos que deben ser investigados por las autoridades.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su informe por el Día Internacional de la Juventud, el 24% de las mujeres de entre 15 y 19 años que no están activamente incorporadas al mercado laboral ya tienen al menos un hijo. El 14.9% reportó tener un hijo y el 9.1%, dos.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierte que México es el país de América Latina y el Caribe que enfrenta el mayor costo por la maternidad temprana, tanto por el gasto público en salud como por las consecuencias en la vida de las adolescentes: abandono escolar, falta de acceso al empleo y reducción de oportunidades a largo plazo.
Especialistas y organismos de derechos humanos reiteran la necesidad de fortalecer la educación sexual integral, el acceso a servicios de salud reproductiva, así como la atención institucional a niñas víctimas de abuso, para prevenir embarazos forzados y garantizar sus derechos.