Desde hace 40 años, Jesús se ha dedicado a limpiar las tumbas de las personas que descansan en el Panteón Municipal #1, siguiendo la tradición iniciada por su madre, quien desde hace décadas vendía coronas en los alrededores del cementerio.

Jesús recuerda que comenzó a colaborar a los 15 años, acompañando a su madre mientras ella atendía los puestos de flores y coronas. Con el tiempo, esta actividad se convirtió en una tradición familiar, en la que también participan sus hermanas.

Aunque su trabajo es físicamente demandante, ya que implica cargar agua y limpiar numerosas tumbas, Jesús asegura que lo realiza con gusto. Además, compagina esta labor con su trabajo en la albañilería, pero destaca que el cuidado de las tumbas le resulta especialmente significativo durante fechas importantes como el Día de Muertos.

El hombre confiesa que, a pesar de la rutina, la actividad es emocionalmente difícil, pues recuerda a sus propios seres queridos mientras ayuda a las familias a mantener limpias las sepulturas de sus padres y madres fallecidos. Sin embargo, considera que su esfuerzo contribuye a que los espacios luzcan más cuidados y dignos.

Jesús asegura que continuará con esta labor mientras el Día de Muertos se acerque, buscando que las tumbas se mantengan limpias y bien presentadas para los visitantes. “Aquí lo importante es que las personas puedan tener sus tumbas más limpias para que se vean más bonitas… el sol sale para todos”, expresó con una sonrisa.