El feminicidio de la maestra Lucero Zapién Urbina en Parral, Chihuahua, es una tragedia que evidencia la profunda negligencia institucional en la protección de mujeres víctimas de violencia. A pesar de haber denunciado a su agresor, Gustavo Alonso Chávez Chávez, por intento de feminicidio, las autoridades no tomaron las medidas necesarias para garantizar su seguridad.
Lucero fue brutalmente asesinada en su domicilio, presentando signos de estrangulamiento, golpes y una herida por arma blanca en el cuello. Su cuerpo fue encontrado en la regadera del baño. El presunto agresor, director de una primaria en Jiménez, había sido vinculado a proceso penal por una agresión previa, pero se le permitió continuar en libertad bajo medidas cautelares que no se cumplieron.
El colectivo feminista Atenea denunció la omisión de la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razón de Género (FEM) en la protección de Lucero, exigiendo una investigación con perspectiva de género y la detención inmediata del responsable.
Este caso se suma a una larga lista de feminicidios en Chihuahua, donde la impunidad y la falta de acción por parte de las autoridades han sido constantes. Organizaciones como Justicia para Nuestras Hijas han documentado y denunciado la negligencia en las investigaciones de feminicidios en el estado, buscando justicia para las víctimas y sus familias.
Es imperativo que las autoridades asuman su responsabilidad y tomen acciones concretas para prevenir y sancionar la violencia de género. La vida de Lucero y de muchas otras mujeres no puede seguir siendo ignorada por un sistema que ha fallado en protegerlas.