El reciente despliegue sobre las detenciones de Ismael “El Mayo” Zambada García y Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo, ha revelado algunas especulaciones de pactos internos dentro del  crimen organizado.

Cabe destacar que justo horas antes de que se diera a conocer la captura de estos líderes del Cártel de Sinaloa en El Paso, Texas, el fiscal general del Estado de Chihuahua, César Jáuregui, había tenido una reunión con el cónsul general de Estados Unidos en Juárez, Rafael Foley.

A primera vista, el encuentro podría parecer una mera coincidencia, pero la sincronización temporal plantea preguntas sobre si la reunión tenía un propósito más estratégico.  Sin embargo, la presencia de toda la “artillería” de la Fiscalía Zona Norte en esta reunión sugiere una coordinación entre ambos países para enfrentar la amenaza del crimen organizado.

IImpacto del arresto y la dinámica internacional

Desde el lado estadounidense, el arresto de Zambada y Guzmán López no ha sido menos significativo.

La captura se produce en un momento delicado para la administración de Joe Biden, cuya capacidad para enfrentar problemas de migración y narcotráfico ha sido objeto de críticas y hasta su salud mental a estado en entredicho durante su administración.

A nivel local en México, las repercusiones podrían ser significativas. La región conocida como el “triángulo dorado”, donde operan varios cárteles, podría ver un aumento en la violencia y el caos, en respuesta a los movimientos de la autoridad estadounidense. La noticia de la liberación de Ovidio Guzmán también añade incógnitas,  sugiriendo que podrían estar en juego acuerdos o estrategias aún no reveladas públicamente.

Los eventos recientes subrayan la importancia de la coordinación entre países y cómo las casualidades pueden estar entrelazadas con decisiones estratégicas en la lucha contra el narcotráfico.