La representante de Maru
Adriana Terrazas ha recorrido un camino lleno de controversias desde su salida de la presidencia del Congreso. Su historial de traición a Morena, partido al que perteneció antes de unirse a las filas del Maru en su gabinete, parece haber sido un activo más que un obstáculo en su carrera política. Desde que abandonó Morena, ha logrado consolidarse como una figura influyente, lo que culminó en su reciente nombramiento como representante nacional de Maru Campos.
Su ascenso no ha sido gratuito. Terrazas, con un astuto manejo de alianzas entre el PAN y el PRI, se supo mover dentro de la legislatura, donde se convirtió en presidenta, desafiando incluso a su propia bancada. Este movimiento no fue bien recibido por muchos de sus antiguos compañeros, quienes han tenido denuncias por violencia política de género tras llamarla “traidora” y abandonar su toma de protesta. Esta situación solo parece haber alimentado su carrera, en lugar de frenarla.
Ahora, con Maru Campos respaldándola, Adriana Terrazas se enfrenta a un nuevo desafío. La pregunta es: ¿logrará consolidar su posición en un entorno donde su lealtad es constantemente cuestionada? El partido de Campos, por su parte, ha optado por una figura que, aunque polémica, podría ser clave para fortalecer su base en un contexto electoral cada vez más competitivo.
Habrá que estar atentos a cómo se desarrolla esta nueva etapa en la carrera de Terrazas y qué repercusiones tendrá para el panorama político en la región. Su historia es un recordatorio de que, en política, las alianzas y las traiciones son a menudo dos caras de la misma moneda.