Devadasis en India, la tradición religiosa que aún condena a miles de mujeres a la explotación sexual
India., La historia de Chandrika comenzó con un ritual sagrado que, en apariencia, la unía a una diosa. Tenía apenas 15 años cuando fue llevada a un templo en el sur de India para participar en una ceremonia de consagración. Sin entender del todo el significado del acto, fue convertida en una devadasi, una “esclava de Dios”. Dos décadas después, Chandrika cuenta su vida como trabajadora sexual, marcada por el desgaste físico y emocional.
El sistema devadasi tiene más de mil años de antigüedad y surgió originalmente como una práctica cultural en la que mujeres dedicaban su vida al servicio de los templos, destacando en el canto y la danza. Con el paso del tiempo, esta tradición derivó en una forma de explotación sexual amparada por la costumbre. Aunque la práctica fue prohibida en varias regiones de India durante la época colonial, en el estado de Karnataka se declaró ilegal apenas en 1982, pero aún persiste de manera clandestina.
Tras su consagración, Chandrika vivió varios años con su familia, hasta que una pariente la convenció de viajar a la ciudad industrial de Sangli con la promesa de un empleo doméstico. Al llegar, fue entregada a un burdel donde comenzó su vida como trabajadora sexual. Con solo 19 años y sin hablar los idiomas locales, enfrentó agresiones, insultos y aislamiento. Con el tiempo conoció a un camionero con quien tuvo dos hijos, pero la muerte de su pareja la obligó a regresar a su lugar de origen.

La historia de Chandrika no es única. En comunidades rurales de Karnataka, muchas jóvenes siguen siendo iniciadas en la tradición devadasi por razones culturales o de supervivencia. Algunas, como Ankita y Shilpa, apenas en sus veintes, fueron presionadas por sus familias para participar en estas ceremonias por miedo a que las diosas las castigaran. Aunque no todas terminan en la prostitución, viven marcadas por la exclusión social y las limitaciones que impone la práctica, ya que las devadasis no pueden casarse legalmente y enfrentan fuertes prejuicios.
A pesar de los esfuerzos del gobierno estatal por identificar y apoyar a las mujeres afectadas, la práctica persiste en comunidades pobres, donde las creencias tradicionales y la falta de alternativas económicas perpetúan un ciclo de explotación. El estudio en curso en Karnataka busca visibilizar su situación y ofrecer soluciones que combinen justicia social, educación y oportunidades laborales.









