París, Francia., Diez años después de los atentados del 13 de noviembre de 2015, que dejaron 130 muertos y marcaron un antes y un después en la historia reciente de Francia, el país vuelve a encender las alarmas por el resurgimiento del terrorismo yihadista, esta vez desde adentro y protagonizado por una generación mucho más joven.
Autoridades francesas confirmaron la detención de Maëva B, una mujer de 27 años convertida al islam y expareja del único yihadista sobreviviente de los ataques de 2015, Salah Abdeslam, quien cumple cadena perpetua desde 2022. La joven fue arrestada bajo sospecha de planear un nuevo atentado terrorista, según fuentes judiciales.
La investigación comenzó cuando los guardias penitenciarios descubrieron que Abdeslam había estado utilizando una memoria USB con propaganda yihadista dentro de la prisión. El dispositivo fue rastreado hasta las reuniones presenciales que mantenía con Maëva B, lo que llevó a las autoridades a examinar su computadora y teléfono.

En los dispositivos se hallaron indicios de planes para un ataque de inspiración islamista, por lo que la mujer fue puesta bajo investigación judicial junto con dos presuntos cómplices.
El caso ha encendido un intenso debate en Francia sobre la radicalización interna y la persistencia de redes extremistas a pesar de los años de vigilancia y reformas de seguridad implementadas tras los ataques de 2015 en el Bataclan, el Stade de France y varios cafés de París.
Analistas en seguridad han advertido que la amenaza actual proviene de una generación de jóvenes franceses nacidos después del 11 de septiembre y que se radicalizan a través de internet o contactos personales en prisión, lo que dificulta la detección temprana de sus actividades.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, declaró que “la vigilancia no puede relajarse, porque la amenaza no ha desaparecido, solo ha cambiado de rostro”.









